Consiste en que la empresa, una vez fijado el dividendo a cobrar, distribuye derechos gratuitos de suscripción de acciones nuevas entre sus inversores. A cada derecho se le asigna un valor (equiparándolo al dividendo a cobrar).
En paralelo, se hace una ampliación de capital liberada y se establece una ecuación para recibir esas acciones: para cada acción nueva se necesitarán un número de derechos. Con esos derechos el accionista puede hacer tres cosas:
- Ejercitarlos y así tener más acciones.
- Venderlos a un precio garantizado a la compañía (equivale a cobrar el dividendo)
- Venderlos en el mercado libre (es también efectivo pero no a un precio garantizado, sino que puede ser superior o inferior).
En la primera y tercera opción no hay retención fiscal del 21%, lo cual no implica que no se paguen impuestos después.
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